Controlar y mejorar la calidad del aire interior (CAI) es una responsabilidad fundamental de empresas, gobiernos y particulares. Una IAQ deficiente puede provocar una serie de problemas de salud, desde problemas respiratorios y alergias hasta afecciones más graves como el asma o incluso enfermedades cardiovasculares. Más allá de los problemas de salud, la IAQ afecta directamente a la función cognitiva, los niveles de energía y el bienestar general, lo que la convierte en un factor vital para mejorar la productividad y el confort en los espacios de trabajo, los entornos públicos y los hogares. En una época en la que las personas pasan gran parte de su tiempo en espacios cerrados, garantizar un aire limpio y saludable es esencial no sólo para proteger la salud pública, sino también para contribuir a objetivos de sostenibilidad más amplios.
La gestión proactiva de la calidad del aire interior está cada vez más reconocida como piedra angular del diseño y el funcionamiento de los edificios, sobre todo a medida que los gobiernos aplican normativas más estrictas sobre la calidad del aire y los consumidores exigen entornos interiores más saludables. Ya sea en entornos comerciales, industriales o residenciales, una mala calidad del aire puede provocar un costoso absentismo laboral, una menor satisfacción de los inquilinos y efectos negativos para la salud a largo plazo. Al tomar medidas deliberadas para controlar y mejorar la calidad del aire interior, las partes interesadas no sólo pueden mitigar estos riesgos, sino también crear entornos que fomenten la salud, el bienestar y la eficiencia a largo plazo. Con la llegada de tecnologías más inteligentes y sistemas innovadores de gestión de edificios, la supervisión y mejora de la calidad del aire nunca ha sido tan accesible y eficaz.
Estas medidas proactivas pueden ayudar a mitigar los riesgos y promover la salud a largo plazo.
- Implantar sistemas de supervisión periódica:
- Sensores IAQ: Instale sensores avanzados que controlen continuamente contaminantes como CO2, PM2,5 (partículas finas), COV (compuestos orgánicos volátiles) y niveles de humedad. Estos sensores en tiempo real proporcionan datos valiosos, permitiendo respuestas inmediatas a cualquier problema de IAQ.
- Auditorías de la calidad del aire: Realice auditorías periódicas para evaluar la calidad del aire en general. Las evaluaciones profesionales o los dispositivos de control portátiles pueden ayudar a identificar fuentes de contaminación y ofrecer información práctica para mejorar.
- Utilizar sistemas inteligentes de gestión de edificios:
- Controles HVAC integrados: Aproveche los sistemas de edificios inteligentes que ajustan dinámicamente la ventilación, la temperatura y la humedad en función de los datos de IAQ en tiempo real. Estos sistemas pueden responder automáticamente aumentando el flujo de aire o purificando el aire cuando aumentan los niveles de contaminantes.
- Análisis de datos: Utilice la analítica de datos para realizar un seguimiento de las tendencias de IAQ a lo largo del tiempo, predecir posibles problemas y optimizar los sistemas de los edificios en cuanto a eficiencia energética y calidad del aire. El análisis predictivo permite tomar medidas preventivas para evitar costosos problemas de IAQ.

- Incentivar las mejoras de la calidad del aire interior:
- Programas de certificación: Obtenga certificaciones reconocidas en todo el mundo, como WELL Building Standard, NABERS, LEED o BREEAM. Estas normas hacen hincapié en la calidad del aire y ayudan a aumentar el valor de la propiedad, atraer a inquilinos con conciencia ecológica y favorecer espacios de trabajo más saludables.
- Educación de empleados e inquilinos: Eduque a los ocupantes sobre la importancia de la calidad del aire interior. Fomente comportamientos como minimizar los productos que emiten COV, mejorar las prácticas de ventilación e informar de los problemas de IAQ.
- Iniciativas de salud y productividad: Vincule las mejoras de la IAQ a los programas de bienestar, las prestaciones sanitarias y las iniciativas de construcción ecológica. Demostrar la relación entre la mejora de la calidad del aire y el aumento de la productividad puede motivar a las empresas a dar prioridad a la calidad del aire.

- Promover y utilizar tecnologías que mejoren la IAQ:
- Purificadores y filtros de aire: Invierta en filtros de partículas de aire de alta eficiencia (HEPA) y purificadores de aire avanzados para eliminar las partículas finas y los contaminantes nocivos. Esta tecnología es especialmente eficaz en zonas con altos niveles de contaminación o durante episodios de contaminación atmosférica.
- Materiales de construcción ecológicos: Promover el uso de pinturas, adhesivos y materiales con bajo contenido en COV y no tóxicos en los proyectos de construcción y renovación. Estos materiales minimizan la contaminación interior y contribuyen a un entorno más saludable desde el principio.
- Realice un mantenimiento preventivo:
- Mantenimiento del sistema HVAC: Revise periódicamente los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado para asegurarse de que no contribuyen a la contaminación del aire interior. Esto incluye la limpieza de conductos, la sustitución de filtros y la solución de fugas o fallos de funcionamiento que puedan degradar la calidad del aire.
- Comprobaciones del sistema de ventilación: Realice comprobaciones periódicas de los sistemas de ventilación para asegurarse de que están equilibrados y proporcionan una entrada de aire fresco adecuada, al tiempo que expulsan eficazmente los contaminantes del interior.

- Aprovechar el apoyo del gobierno y la industria:
- Subvenciones y ayudas: Las administraciones públicas suelen conceder ayudas económicas para mejoras relacionadas con la calidad del aire interior, como la mejora de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado o la instalación de equipos de control. Aprovecha estos incentivos para compensar los costes.
- Mejores prácticas del sector: Manténgase informado sobre las directrices de organismos autorizados como ASHRAE y la OMS. La adopción de estas buenas prácticas garantiza el cumplimiento de las normas más recientes en materia de calidad del aire interior y ayuda a mantener un ambiente interior óptimo.
- Dar prioridad a la IAQ en el diseño de futuros edificios:
Planificar la calidad del aire desde el principio de un proyecto de construcción garantiza el éxito a largo plazo. Si se tienen en cuenta los aspectos relacionados con la calidad del aire en las fases de diseño, construcción y explotación, se puede maximizar la sostenibilidad, la salud y la eficiencia energética. La incorporación de normas como WELL, LEED y BREEAM ayuda a orientar el proceso de desarrollo, garantizando que los edificios no sólo sean eficientes, sino también seguros y saludables para sus ocupantes".
- Aprovechar las herramientas y certificaciones de rendimiento de los edificios:
Las herramientas de rendimiento de los edificios y los sistemas de acreditación, como WELL-LEED-Green Star-NABERS, son esenciales para impulsar mejoras en la calidad del aire y la sostenibilidad general de los edificios. Estas normas proporcionan un marco estructurado para medir el rendimiento en términos de salud, bienestar, eficiencia y sostenibilidad.
Seeley International desempeña un papel crucial en el apoyo a las normas de alta eficiencia a través de sus tecnologías, como el Climate Wizardque es fundamental para mejorar la IAQ y ayudar con los criterios de los edificios a conseguir certificaciones. La tecnología Climate Wizard , que proporciona una refrigeración de alta eficiencia con un consumo energético muy bajo, es un componente clave para elevar la IAQ de los edificios y ayudar a los criterios de certificación de estos estándares globales.
Estos programas de acreditación de edificios ejemplifican el enfoque de "las personas primero", que da prioridad a la salud y el bienestar de los ocupantes a través de un diseño innovador, la selección de materiales y las tecnologías de calidad del aire.
Mediante la integración de estas estrategias, las empresas, los propietarios y las administraciones públicas pueden fomentar un entorno interior más saludable y beneficiarse de una mayor satisfacción de los ocupantes, una mejora de la productividad y una posible reducción de los costes sanitarios relacionados con una IAQ deficiente. Abordar la cuestión de la calidad del aire interior no es sólo un imperativo sanitario, sino una inversión estratégica en el bienestar y el éxito tanto de las personas como del espacio.
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