En conjunto, los sectores de la edificación y la construcción son responsables de más de un tercio del consumo mundial de energía final y de casi el 40% del total de las emisiones directas e indirectas de CO2. Por eso es positivo ver que los principales actores del sector inmobiliario, como Frasers Property, asumen el liderazgo (y la responsabilidad) a la hora de establecer firmes mandatos de sostenibilidad, con el reciente compromiso de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas en 2050.
Es importante destacar que el reciente Informe de Sostenibilidad de Frasers Property reconoce la necesidad de colaborar estrechamente con los contratistas para garantizar que este objetivo empresarial central impregne a toda la empresa. Se trata de un reconocimiento que parece obvio, pero con una cartera tan amplia, es comprensible que para una empresa de este perfil resulte difícil mantenerse al tanto de los detalles de los proyectos.
El sector de la construcción se ha convertido en una compleja cadena de suministro porque no es práctico ni realista que el usuario final se comprometa directamente con cada detalle del proyecto. El cliente establece unas instrucciones de alto nivel basadas en aspectos clave de la construcción. Por lo general, esos aspectos clave representarán el mayor ROI esperado, una determinación que en gran medida se reduce a quién es su cliente y qué es lo que más valora.
Cada vez más, la eficiencia, la sostenibilidad y la salubridad de los edificios constituyen una sólida propuesta de valor, sobre todo por motivos económicos. Por eso, sistemas de clasificación como Green Star, LEED y WELL están ganando impulso como potentes herramientas de marketing en el entorno construido.
A medida que se van concretando los detalles del proyecto y las entidades de toda la cadena de suministro se enfrentan a las realidades de la normativa, la ingeniería y el presupuesto, van haciendo concesiones para satisfacer esas limitaciones. Estas concesiones pueden culminar en un proyecto que se desvíe significativamente de la visión y la propuesta de valor iniciales. Por ejemplo, un ahorro inicial relativamente pequeño puede eclipsar la selección de materiales que ofrezcan un fuerte retorno de la inversión y, a menos que el cliente haya sido específico, podría no ser consciente del valor añadido potencial de unos aparatos y materiales de mayor calidad.
Las empresas disponen de recursos limitados y, en el caso de las grandes inmobiliarias, es razonable que la atención se centre en las decisiones más importantes. Incluso en la fase de concepción de un gran proyecto de construcción, es importante saber qué componentes individuales pueden tener el mayor impacto en la comerciabilidad del producto final.
Uno de estos componentes es la calefacción, ventilación y refrigeración (HVAC). Con una tendencia mundial a depender en gran medida del aire acondicionado refrigerado, este sistema representa alrededor del 40% del consumo energético de un edificio comercial, y los usuarios del edificio (y el medio ambiente) sufren un duro golpe económico durante los picos de demanda, cuando baja la eficiencia del aire acondicionado refrigerado y sube el precio de la electricidad.
Se prevé que la proporción de la demanda mundial de energía procedente del aire acondicionado del entorno construido se triplique de aquí a 2050. La Agencia Internacional de la Energía ha descrito la creciente demanda de aire acondicionado como "uno de los puntos ciegos más críticos del debate energético actual". Este uso energético por sí solo contribuye en gran medida a las emisiones de gases de efecto invernadero, incluso sin tener en cuenta el impacto acumulado de los refrigerantes químicos.
La tecnología de calefacción, ventilación y aire acondicionado ha avanzado mucho en la última década. Con tecnologías como el enfriamiento evaporativo indirecto (IEC), las empresas pueden ahora reducir los costes de la energía de refrigeración hasta en un 80% y, lo que es más importante, atribuir gran parte de esta eficiencia a los picos de demanda (y no sólo a la demanda global). El enfriamiento evaporativo indirecto no está condicionado por la humedad como la tecnología evaporativa convencional, lo que elimina algunas limitaciones climáticas. A diferencia de los sistemas refrigerados, no utiliza refrigerantes químicos y suministra aire exterior 100% fresco.
Esto significa que el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado (HVAC) de un edificio es una importante oportunidad independiente no sólo para cumplir los estrictos requisitos de eficiencia y sostenibilidad, sino también para reforzar la propuesta de valor a los clientes que desean un edificio eficiente y sostenible.
Además, la salud de los edificios (en particular a lo largo de COVID-19) está emergiendo como una consideración clave para los compradores y ocupantes de edificios. La respuesta a la pandemia ha puesto de relieve el papel fundamental de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado para minimizar el riesgo de transmisión de enfermedades infecciosas por el aire. La Organización Mundial de la Salud, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. y las principales asociaciones del sector recomiendan que las comunidades, las industrias y los gobiernos tomen todas las medidas razonables para maximizar la ventilación del aire exterior.
El mercado inmobiliario ya está respondiendo con una mayor atención a la salud de los edificios y las empresas están desarrollando una nueva perspectiva sobre cómo la salud de los edificios afecta a la productividad y a los resultados. Es probable que la salud de los edificios se convierta en una consideración clave durante las transacciones inmobiliarias en el futuro.
Si la eficiencia, la sostenibilidad y la salud son consideraciones importantes para el usuario de un edificio, los factores que más contribuyen a ello merecen que se les preste atención desde la fase inicial de diseño, en lugar de verse limitados posteriormente por aspectos de diseño de menor importancia. Incluso para los responsables de la cadena inmobiliaria, la colaboración con arquitectos e ingenieros desde el principio de un proyecto para establecer parámetros sólidos en torno al diseño de la calefacción, la ventilación y el aire acondicionado puede resultar muy beneficiosa.